El Torito (Abraham Toro Díaz): El Bandolero más buscado de Chile (Parte 10)
Reportaje de don Edmundo Sepúlveda Marambio
Fotografías actuales de Mauricio Navarro Moscoso
Publicado en el diario “El Rancagüino”, el jueves 15 de agosto de 1996
Primera parte de la historia disponible aquí.
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Teniente Sanhueza: “Era el menos malo de los hermanos”
Alrededor de seis años estuvo destinado en la Sexta Comisaría de San Vicente el Teniente de Carabineros, Robinson Sanhueza Guevara, que había egresado hace poco tiempo de la escuela institucional, de tal manera que en la comuna hizo sus primeras armas, y ¡vaya qué suerte!, la mayor parte del tiempo se la pasó buscando al famoso “Torito” por cuanto cerro, riachuelo, zarzales y lugares inaccesibles estuvieran a su paso. La consigna era encontrarlo. Naturalmente que sus intentos y trasnochadas fueron en vano, ya que el bandolero en esos mismos años estaba radicado en San Rafael, provincia de Mendoza, Argentina. ¡Quién lo iba a saber, para no gastar tanta energía!
El Teniente Sanhueza, “Pitín” le llamaban sus amigos y familiares sanvicentanos, se ganó el aprecio de la comunidad, porque durante ese período estuvo muy cerca de ella. Fue jugador del primer equipo de General Velásquez, aportando su granito de arena para que el club fuera campeón en 1954; también ocupó el cargo de presidente de esa institución y en una oportunidad ganó un campeonato ecuestre en San Fernando. De algo le valió cabalgar tanto tras el bandolero.
En 1956 es ascendido a capitán y comisario, a fines de ese año preside la inauguración del mausoleo institucional que se construyó en el cementerio de Pueblo de Indios, ceremonia realizada con la presencia del Orfeón de Carabineros. Como dato anecdótico, la recepción a las autoridades y visitas se realizó en la desaparecida Quinta Los Naranjos, ubicada en El Niche, sector predilecto del “Torito” para sus andanzas nocturnas.
Los años han pasado rápido. Desde hace muchas décadas “Pitín” Sanhueza reside en Santiago, donde goza de su jubilación y, empeñoso como siempre, entona el presupuesto familiar con un “pitutito” que le sirve de distracción para acortar el día. Fue grato tomar contacto con él y explicarle los motivos que nos animaban.
“Pasé muchos años buscando al “Torito”. Llegué a San Vicente cuando ya habían ocurrido los crímenes del carabinero y el comerciante Micali, lógicamente que el bandolero estaba en Argentina, pero eso no lo sabíamos. En Pencahue lo encubrieron mucho, porque mucha gente era amiga de su familia, otros callaron por temor y por conveniencia para estar bien con él. Por los antecedentes que manejaba, el “Torito” mató al carabinero en venganza por la muerte de su hermano, y después al señor Micali en defensa propia en circunstancias que el turco sacó una carabina Winchester que no saía usar y el “Torito” se la arrebató, en ese momento estaba en juego su vida o la del comerciante. Por lo que tengo entendido, en San Rafael el bandolero tuvo una riña y cayó detenido, por sus huellas se aclaró que era Abraham Toro Díaz y no por la identidad que se hacía pasar. Bueno, se le trajo a Chile, después recobró la libertad y volvió a San Rafael, donde murió”, resumió en pocas palabras el oficial en retiro.
– ¿El “Torito” era tan malo como se decía?
– Mire, su familia era numerosa y todos eran delincuentes, pero yo diría que Abraham era el menos malo del grupo. Yo conocí a sus padres, a su hermana Marina, me acuerdo muy bien de Heriberto. Los únicos cargos graves que se le pueden hacer al “Torito” fue el asesinato del carabinero en el Puente El Niche. Esa vez le hicieron una despedida al funcionario en el Retén de Pencahue y en ese puente se quedó dormido, el bandolero supo de esto y un amigo le prestó una escopeta con la que cometió el crimen, el caballo se devolvió al Retén y fue así como al muerto lo encontraron al día siguiente.
Sanhueza agregó que al “Torito” lo apoyaban muchas personas, incluso gente pudiente –cuyos nombres se reservó de revelar- que quería estar bien con él. Dijo que después se había convertido en un personaje y al recobrar la libertad al finalizar el proceso, los amigos sanvicentanos lo habían paseado por el pueblo, lo habían llevado al Restaurant Requegua. “En ese paseo fue cuando lo conocí, nunca lo había visto antes luego de buscarlo tantos años. La verdad es que yo estaba cansado de tantos falsos sobre su pista, en muchas oportunidades me fueron a sacar de la cama para decirme que el “Torito” estaba en tal parte y no pasaba nada porque nos quedábamos con el puro rastreo. Parece que todos querían hacerse famosos de dar el golpe noticioso”, dijo el ex oficial de Carabineros.
Continuará…